El porteo es una forma maravillosa de transportar a tu bebé, ya que lo tienes cerca de ti, se tranquiliza con el sonido de los latidos del corazón, se siente protegido y además evita la incomodidad de llevar carros o capazos. Sin embargo, es necesario reseñar una serie de indicaciones que, de no seguirlas, puede hacer del porteo algo dañino. Lo primero que hay que comprobar es que el sistema de porteo sea el adecuado para el peso de nuestro bebé, ya que muchos de ellos son adecuados hasta los 9 kilos y otros son útiles hasta los 16 kilos. Un error que se ve por las calles es poner al bebé hacia delante para que vaya mirando el paisaje; ESTO NO SE DEBE HACER, ya que estamos colocando al bebé en una postura forzada para sus caderas. Del mismo modo, debemos elegir aquellos sistemas que dejen las piernas del bebé en forma de “M”, con las rodillas por encima de la cadera, para favorecer una posición anatómica. Debemos comprobar que las bandas que se ciñen a las piernas del bebé no queden muy apretadas, de manera que podamos introducir un dedo fácilmente entre la pierna y dicha banda. Finalmente, sobre todo en bebés pequeños, debemos siempre vigilar que su nariz no se comprima con nuestro pecho, ya que puede cerrar la vía aérea y favorecer un episodio de apnea (que se olvide de respirar).
EN RESUMEN:
- Usar el sistema de porteo adecuado para el peso del bebé
- El niño debe siempre colocarse mirando hacia la persona que lleva el porteo, con las piernas den forma de “M”.
- Siempre que se use el portero, debemos vigilar que la cara del bebé no quede mirando directamente hacia nosotros por el riesgo de cierre de vía aérea, observándolo en todo momento.