La hipogalactia (escasez de producción de leche) es muy rara como problema primario; cuando las mamás creen que no tienen suficiente leche suele deberse a una mala técnica de lactancia, a la introducción de leche de fórmula en las primeras semanas (de manera que la producción de leche materna no se adapta enteramente a las necesidades del niño) o a desconocimiento (al principio, es completamente normal que el bebé esté prácticamente todo el día pegado al pecho). Dicho esto, hay que ver la evolución de los primeros días del bebé para saber si la su alimentación está siendo adecuada. En casa, lo más importante es fijarnos en que el bebé orine 7-8 pañales por día (ante una deshidratación lo primero que hace el cuerpo es ahorrar agua) y que haga deposiciones, sobre todo si está con lactancia materna. En la consulta, el pediatra comprobará que el aumento de peso sea adecuado (teniendo en cuenta la pérdida fisiológica de peso en la primera semana) y que la exploración del niño sea adecuada (mucosas húmedas, piel hidratada, ojos y fontanela normales…). Si estas condiciones se cumplen, salvo recomendación expresa de tu pediatra, podrás continuar con la lactancia materna sin necesidad de introducir leche de fórmula.
Ante cualquier duda de que el recién nacido se esté quedando con hambre, consulta con tu pediatra.
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