NO como norma. Al utilizar el aspirador ejercemos una presión negativa en la mucosa del de la nariz, además de irritarla con el contacto del tubo. Si irritamos la mucosa, ésta responde secretando más moco, por lo que crearemos un círculo vicioso. Por tanto, reservaremos el uso del aspirador cuando, tras varios lavados nasales, el niño continúe con una obstrucción nasal que le dificulte el comer o el dormir.