Puede haber momentos en que sea necesaria extraerla, ya sea porque el bebé empieza la guardería, porque la madre comienza a trabajar o, simplemente, para que otra persona se la pueda dar en biberón para que la madre descanse (que también se lo merece). Como es lógico, la leche materna no viene con fecha de caducidad y por tanto puede variar el tiempo de conservación. En cualquier caso, intentaremos establecer unos tiempos genéricos que nos servirán de guía: una vez extraída, la leche materna aguanta 2-3 horas a temperatura ambiente; en nevera, aguanta unas 24 horas y, si la congelamos (en los congeladores actuales que son independientes a la nevera), aguanta unos 6 meses.